Nadie puede ser perfecto, menuda barbaridad seria el solo
hecho de intentarlo, fracaso garantizado. Hay que ser bueno, porque ser
perfecto no es posible. Por eso si álguien se equivoca siempre y
tropieza con la misma piedra, que él mismo puso, quizás lo que necesite
es que álguien le coja la mano y le ayude a cambiar de rumbo, por que
ser bueno no implica no errar sin intención. No hay destino sin rumbo, y
el rumbo es un espejismo de la conciencia como el destino es el final
de tu existéncia. Un mal camino, un mal dia, una mala idea... suelen
entrelazarse para guiarte a un mal lugar. Entonces cuando esto ocurre,
lo que una persona no necesita es el vacío. El "vacío", estremecedora
palabra sin duda; galáctico, espiritual, emocional...el "vacío" se
apodera de las almas, no Diós ni Satán, no!
El
vacío que uno siente al equivocarse continuamente, al hacerse daño por
no hacer daño y encima tener que enteder que hay que ser bueno
continuamente para no fallar a nadie. Tanto camino mal recorrido me
rompió los zapatos y me quedé sentado en la cuneta, sin sombra, pero
sin luz, en un espacio hueco y translucido que apenas me deja ver más
allà de mis pensamientos. Nunca pediré nada a cambio a nadie por
ayudarme a levantarme y tampoco le dejaré caer si se equivoca.
El
vacío, los errores, los malos consejos, la fragilidad de las palabras
mal recitadas... hay vacío allí a fuera, y en cambio todo brilla y me
llama. No querer equivocarse ya es el primer error, el primer paso a lo
infinitamente hueco, a lo brutalmente agónico. Vale, la cagué y qué?
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